Erik, tiene 12 años de edad es caraquista y seguidor del Real Madrid así que se sonrió cuando le dije que yo era del Barcelona y magallanero.
Estudia 6to grado, vive en el sector El Pedregal de Tabay en una casita que está en una colina y frente a ella, del otro lado de la carretera, está el restaurante Carmen Rosa en donde trabaja. Es un negocio familiar que está creciendo. Dicen que los mejores pastelitos andinos se comen ahí, lo cual pude comprobar ¡son excelentes!

Conocí a Erik cuando quise utilizar el baño y en forma muy educada me dijo que eran 50 bolívares por el uso, ahora, si usted es cliente del restaurante no hace falta pagar. Luego lo vi con una botella transparente de lavaplatos que llevaba de arriba para abajo, y me di cuenta de que era él quien se encargaba de limpiar los baños, tanto el de hombres, como el de mujeres. Por cierto, ambos estaban impecables, mucho más que los que he visto en lugares donde cobran fortunas por comer.

Está trabajando desde el primero de diciembre del 2016 ayudando en todo lo que puede en el negocio familiar.
Me dijo que quería ser ingeniero de sistemas y que pensaba estudiar en la ULA. Quiso saber qué hacia yo y le comenté que era fotógrafo, a lo que me respondió: “mi tía también toma fotografías”, su tío, el señor Ramón Moreno que estaba cerca nos dijo que ella había estudiado Artes Visuales en la ULA.

Hablando un poco más con Erik, le conté que había tenido una empresa de sistemas y fue cuando empezó a preguntar: que cómo se programaba, cómo se manejaba una empresa, cuánto se le pagaba a los empleados y qué hacia falta para ser un buen jefe. Le dije “para ser buen jefe, tienes que empezar desde abajo y conocer cada uno de los puestos que van a ocupar tus empleados, para que así sepas el manejo total de tu empresa, ser justo pero firme y tener un buen administrador”.

Le prometí que cuando pasara por ahí nuevamente, esperando que sea pronto, le regalaría un libro sobre administración de empresas bastante básico pero que le servirá para su inicio.

Después de compartir ese rato agradable y de excelente calidad, retomé la carretera pensado en cómo redactaría esta crónica.

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