Más que todo con Instagram y es que tengo una especie de rechazo a ver la vida privada de todo el mundo, porque a la gente le ha dado no solo por subir videos de cada cosa que hacen sino que también publican en Live, para que lo veas en vivo y directo, como si fuera una imperiosa necesidad de comunicarle al mundo lo que están haciendo, bueno, uno tiene la opción de bloquear o minimizar el daño visual, pero ahora muchas personas y empresas pagan por publicidad y te imponen el tener que ver una y otra vez algo que, en mi caso, no quiero ver, ni leer.


Si a todo esto le sumo que el reportar como spam las publicaciones me hizo perder un sinfín de horas al mes y al final, me di cuenta de que aparte de saturarme la retina con imágenes poco interesantes como: almuerzos, cenas, meriendas, postres, hoteles y lanchas, canciones y gente doblando en TikTok, la gente esta ávida de mostrarse al mundo y que la vean. El rebose de imágenes que hay hoy en día, hace que uno se acostumbre a lo malo muy rápido, por lo que es necesario, o por lo menos para mí, hacer una pausa en el uso de redes como Facebook e Instragam que te imponen publicidades en forma desmesurada. Lo peor de todo es que uno queda sumergido en ese mundo y hasta colabora con ello.


Si sacamos la cuenta del tiempo que invertimos en subir fotografías, responder mensajes, ver las historias y reportar como spam los avisos publicitarios, nos daremos cuenta de que son por lo menos de 3 a 4 horas al mes, tiempo que podríamos invertir en sacar fotos, leer, enseñar y aportar al mundo cosas positivas. Para muestra tenemos que en el año 2017 se tomaron 1.200.000.000.000 de fotos según (InfoTrends) es decir 1.2 billones, esto representa un aproximado de 40.000 imágenes por minuto, del cual el 85% fueron tomadas con smartphones.


Joan Foncuberta define esta situación como «Hiperinflación fotográfica sin precedentes en la historia, contaminación visual y capitalismo las imágenes.»


En ese mismo sentido ya he leído comentarios de varios fotógrafos, quienes hablan de la necesidad de desincorporación de las redes sociales, básicamente por lo mismo, porque el tiempo que demandan es excesivo, pudiendo ser invertido en actividades más provechosas.
Entendiendo que las redes sociales son, en cierta forma o han sido, un portal para dar a conocer nuestro trabajo personal y que muchas veces nos ha permitido proyectarnos visualmente a nivel mundial, en mi caso, ya llegó a un punto en que el agobio que me produce es mayor a su efectividad.


Con estas líneas no pretendo nada más que dar mi opinión y drenar ese ápice de frustración que me han ocasionado las marejadas de imágenes y publicidades que hoy en día invaden las redes. Por supuesto que sirven, tan es así que este texto llegará a ustedes mediante ellas y aunque siempre le hice el feo a Twitter, creo que hoy aparte de no pertenecer al monopolio de Facebook es una de las redes sociales más razonable y lo mejor de todo, no tiene publicidad.


Bibliografia: Ayúdame a mirar.

Javier Ramírez-Carril.

Share this: